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¡Seguro a la una, a las dos, a las tres! Seguro personal para subastadores (sin incluir subastas de ganado)

Debes cotizar tu seguro de accidente personal para subastador, que se encargará del tratamiento clínico y los gastos farmacéuticos

Una subasta o remate es una venta organizada que se basa en la competencia directa del público. El comprador, o postor, que pague la mayor cantidad de dinero o bienes a cambio del producto, se queda con éste. El bien subastado se le da al postor que dé más dinero, y una vez se ha dado la mejor oferta y se ha cerrado la misma, nadie puede ofrecer más.

Los subastadores son personas que valoran artículos y organizan y dirigen subastas. Algunos se especializan en artículos específicos, como piezas de arte tales como pinturas, o porcelanas, o esculturas, o cualquier otro artículo particular.

La actividad laboral de los subastadores consiste en valorar las piezas que vayan a venderse en una subasta, así como preparar todos los aspectos de la venta. Es importante saber identificar y reservar salas adecuadas para las ventas, así como arreglar todo lo necesario para la seguridad y transporte de las piezas, y también el material publicitario; es vital, naturalmente, hacer una justa valoración de las mercancías.

El subastador tiene que estar atento a que todos los postores participen, y fomentar y promover las pujas de parte de las personas. Durante la subasta, el subastador debe alentar las ofertas y hacer que la puja vaya a ritmo rápido.

El subastador tiene factores de riesgo que son muy dependientes de los productos y mercancías con los que esté trabajando: un subastador de bienes que podrían ser peligrosos, tales como esculturas grandes, podría verse en el riesgo de padecer una lesión. Durante el traslado de la subasta, si esta persona se dedica a la seguridad de las piezas, también puede padecer un percance.

Es por ello que debes cotizar tu seguro de accidente personal para subastador, que se encargará del tratamiento clínico y los gastos farmacéuticos, y que se ajustará a tus necesidades. Seguro al mejor postor: ¡a la una, a las dos, a las tres!